martes, 7 de mayo de 2013

Tu llegada

Todo el tiempo del mundo era nuestro. Los días y las noches se sucedían incansables sin molestarnos con sus horarios. Comíamos sin esperar al hambre; dormíamos sin respetar al sueño; nos amábamos sin reservas, sin miedo al mañana.  O al menos así fue hasta que llegó Paula.



Entonces las cosas cambiaron. El tiempo dejó de ser nuestro pero tampoco nos importó. Su llegada trastocó el desordenado orden de nuestras vidas y nos trajo un sentimiento hasta aquel momento desconocido para nosotros dos. La felicidad de ser madre y padre volvió a hacer que todo el tiempo del mundo fuera nuestro, aunque ahora nos lo repartíamos entre los tres.

4 comentarios:

  1. Que bonito! Es maravilloso poder tener una familia y repartir tu tiempo entre las personas a quien mas quieres en esta vida!
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Sandra. Tener una familia y/o buenos amigos con los que compartir nuestro tiempo es uno de los mejores regalos que la vida nos da. Te mando un saludo.

      Eliminar
  2. Hola, acabo de descubrir tu blog, y ha sido todo un descubrimiento, que bonito este relato, felicidades, un beso. :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tus amables palabras. Me alegra que te haya gustado mi blog. Bienvenida a él. Un beso.

      Eliminar