Dame unos pocos minutos, una hora...
déjame despedirme tranquila
de mi paisaje, de mi casa
y prometo no volver la vista atrás.
Dame tiempo para recordar
la alegría disfrutada
por cada poro de mi piel
y juro no ponerme a llorar.
Dame tu mano para apoyarme,
para tomar fuerzas para seguirte
allá dónde tu camino nos lleve
y viviré esperanzada con el futuro.
Dame tu abrazo, tus besos...
y yo te daré mi vida entera.